martes, 16 de diciembre de 2008

De Poznan a Copenhague







Foto EFE

La semana pasada han sido noticia los debates sobre el cambio climático que han tenido lugar en Poznan y Bruselas. Todos sabíamos que el objetivo a cumplir en Poznan era importante pero a la vez modesto: sentar las bases que regirán en 2009 la reedición de Kyoto en la CoP 15 a celebrar en Copenhague.

La cumbre de Poznan sale con pocos avances –los previstos– pero sin retrocesos. Ello es importante en el actual contexto mundial de crisis económica y podemos decir que la CoP 14 de Poznan ha resistido a la crisis. Con el paquete 20/20/20 adoptado por la UE, los nuevos “aires” en la Casablanca y el hecho de que Brasil, China, India y México anunciasen importantes medidas, sin estar obligados a ello, se deja la sensación de que los planteamientos van por el camino del acuerdo.

Los avances fundamentales dados en Poznan pueden resumirse en tres:

1.- Europa sigue encabezando la ofensiva contra el cambio climático. Se ha dado un paso importante en la revisión del Protocolo de Kyoto. El presidente del Grupo de revisión de Kyoto deberá presentar en Bonn, en marzo de 2009, el primer borrador del futuro “Kyoto-2”. El Ministro de Medio Ambiente checo, Martin Bursik declaro que al asumir en enero de 2009 la presidencia europea “comenzará a trabajar para ampliar el objetivo de reducción al 30% si EE.UU. China e India se suman a la lucha”.

2.- Se ha liberado –falta potenciarlo– el Fondo de Adaptación como sistema de transferencia de recursos financieros a los países más necesitados. De momento las aportaciones que supone el acuerdo suscrito en Poznan (el 2% de los MDL) no responden a las exigencias de apoyo financiero y de transferencia de nuevas tecnologías que necesitan estos países, pero para los avances de las futuras negociaciones el desbloqueo y la función del Fondo de Adaptación puede ser determinante.

3.- La “ausencia” y posición de EE.UU. Acostumbrados en las cumbres climáticas a una posición contraria por parte de la primera economía mundial a la adopción de cualquier medida global contra el cambio climático, la ausencia de declaraciones por parte de EE.UU. en este sentido o tomas de posiciones contrarias al acuerdo han sido muy notorias en Poznan. Más aún, el ex-vicepresidente de los EE.UU. y Premio Novel de la Paz, Al Gore, pronunció un ilusionante y coherente discurso ante una sala entregada. Al Gore reclamó más hechos y acciones reales para combatir el problema desde este mismo momento, y el salón se vino abajo al escucharle pedir menos poder para los lobbies y multinacionales. Por su parte, el enviado por Obama a la Conferencia de Poznan, John Kerry, declaró que: “Europa nos ha enseñado como debemos actuar contra el cambio climático”.

Pero como toda moneda Poznan también tiene su cruz. El acuerdo adoptado por la UE en Bruselas si bien no ha supuesto una reducción de los objetivos de la Comisión, es cierto que éstos se han diluido en parte y dilatado en el tiempo sustancialmente, con respecto los inicialmente fijados, dadas las importantes concesiones que se han realizado a las industrias. A este respecto, el pago de los derechos de emisión sólo afectarán al 30% de las emisiones en 2013; al 70% en 2020 y al 100% en 2027, lo que supondrá retrasar 7 años la propuesta inicial de la Comisión. Ello fue debido a las presiones de Italia y fundamentalmente de Alemania. Otro frente de este conflicto de intereses fue desarrollado por Polonia y Hungría, al reclamar una mayor parte de los futuros fondos obtenidos con las subastas de derechos de las emisiones.

Ante el problema descrito, de aquí a la crucial cita de Copenhague en 2009, es claro que en el seno de la UE se tiene que trabajar con mucha intensidad en las negociaciones del periodo íntercumbres. Para ello habrá que replantear el debate y demostrar, por una vez, que la UE puede ser una verdadera Unión y no un mero conjunto inconexo de voluntades parciales disgregadas, que únicamente se dedican a alzar la voz y el tono lo más alto posible con respecto de las otras posiciones. En este sentido los países de la Europa del Este, con Polonia a la cabeza, han de asumir que la lucha contra el cambio climático era una opción política sin fisuras y muy bien definida en el seno de la Europa de los 12 cuando ellos entraron a formar parte del proyecto europeo. Asimismo los países más desarrollados de la UE deben de tener en cuenta la importancia de intensificar los mecanismos de apoyo financiero y tecnológico si queremos que los países de la Europa del Este suscriban el futuro acuerdo en Copenhague.

Si los países ricos se siguen negando a aumentar sus ayudas en la proporción necesaria, a través del Fondo de Adaptación a los países pobres, no se conseguirá romper con una barrera fundamental para la consecución y avance del acuerdo. La negociación sobre el clima debe incorporar la equidad y la solidaridad en el futuro acuerdo a adoptar en Copenhague. El Secretario de la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático Yvo De Boer afirmó que: “para que haya un acuerdo en Copenhague hay que integrar a los países en desarrollo”

En conclusión, hace un año en Bali se dieron dos años para renovar un Protocolo de Kyoto que expira en 2012. Ha pasado uno sin grandes avances y el plazo para alcanzar un acuerdo limita las posibilidades de negociación. En 2009 hay un calendario concreto de negociación, la verdadera negociación empieza en enero con Barack Obama.

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